Cecilia Beuchat: “Me alegra que mi biblioteca personal ahora sea parte de Biblioteca Escolar Futuro"
En una conversación desde su hogar, la destacada autora, profesora y académica reflexiona sobre la donación de su biblioteca personal, el valor de la literatura en el aula, y la reciente reedición de su clásico Ratón de Bibliotecas.
En su acogedor hogar, rodeada de libros y de una hermosa colección de figuras de sapos, brujas y otros personajes, nos recibió la connotada autora nacional, profesora de castellano y académica de la Universidad Católica por casi 45 años, Cecilia Beuchat. Conversamos con ella sobre la importante donación de su biblioteca personal, el año 2024, a la Biblioteca Interactiva Latinoamericana Infantil y Juvenil (BILIJ) de Fundación Palabra, cuya mitad —cerca de 800 ejemplares— fue traspasada a las distintas sedes de la Biblioteca Escolar Futuro. Hoy, estos libros forman parte de la colección del programa de Bibliotecas UC disponible para establecimientos educativos en convenio y para la Comunidad UC (estudiantes, docentes y personas trabajadoras).
La escritora también reflexionó sobre el valor de la literatura como herramienta educativa y formativa para niños, niñas y adolescentes. También nos habló sobre la reciente reedición de su emblemático libro Ratón de Bibliotecas, publicado originalmente en 1983, parte importante de los más de 60 libros que ha publicado. Esta nueva edición, lanzada por la editorial Zig-Zag, ha impulsado su participación en diversos conversatorios dirigidos a comunidades educativas en convenio con BEF, reafirmando el impacto intergeneracional de su obra.
¿Qué opina de que parte de la colección que donó a BLIJ también forme parte de las distintas sedes de Biblioteca Escolar Futuro?
Me alegra que mi biblioteca personal ahora sea parte de Biblioteca Escolar Futuro. Es una colección con títulos especializados que serán especialmente útil para mediadores de lectura y profesores de aula. Es muy satisfactorio saber que podrán acceder a estos libros para estudiarlos y seguir perfeccionándose. Hay una continuidad en el uso del material: lo que en su momento me sirvió a mí, ahora les sirve a ellos, y eso me llena de alegría.
¿En qué consiste esta colección? ¿Qué tipo de libros incluye?
La colección comprende los libros que adquirí —más de 1.700 ejemplares— cuando comencé a estudiar pedagogía en la Universidad Católica, y luego a lo largo de mi carrera como docente e investigadora durante cerca de 45 años en la misma universidad. Algunos libros son especialmente valiosos, ya que están firmados por sus autores, como Saúl Schkolnik o Alicia Morel. Se trata de una colección amplia -con ejemplares antiguos, pero también muy recientes- principalmente relacionada con la literatura infantil y al fomento de la lectura. Algunos volúmenes están especializados en alfabetización y didáctica de la lengua; otros, en literatura infantil. También hay libros dirigidos a niños y adolescentes. Además, incluye ejemplares de mis propios libros, que ya superan los 60 títulos publicados.
Fotografía: Libros de la colección personal de Cecilia Beuchat que hoy forman parte de las bibliotecas BEF
¿Qué recomendaciones les daría a las personas usuarias de Biblioteca Escolar Futuro para leer y trabajar estos libros?
Si pensamos en el profesor de aula que quiere innovar en su metodología o buscar nuevas formas de trabajar el área de lenguaje, encontrará libros que le aportarán ideas, estrategias y datos, además de materiales para recomendar a sus estudiantes, ya sea para leer en clases o en casa. Me alegraría mucho saber que un maestro que tiene 45 niños en su aula pueda ir a la Biblioteca Escolar Futuro, conocer esta colección y que le ayude con su labor. Por otro lado, también puede ser muy útil para quienes estudian Pedagogía o Letras en la UC, ya que pueden enriquecer sus conocimientos.
Hoy en día, ser profesor o profesora se ha vuelto especialmente desafiante, más aún tras los efectos que dejó la pandemia. Por lo mismo, la BEF está desarrollando una línea de trabajo centrada en el desarrollo socioemocional. ¿Crees que es importante abordar este tema desde las bibliotecas y la literatura?
Me parece muy bien, ya que el ser humano es un ser integral; no está compuesto únicamente por su parte intelectual, sino también por su parte emocional y afectiva. En ese sentido, la literatura cumple un rol fundamental, porque es una fuente de desarrollo personal y emocional. Por eso, es importante insistir en que la lectura no debe ser obligatoria, tediosa o que se realice solo porque está unida a una evaluación en el aula. Al contrario, debemos promover la libertad de elección en lo que se lee, para que los niños puedan conectar con los libros desde sus propias emociones. No es fácil en este momento. Conozco la realidad: visito muchos colegios y sé bien las dificultades que enfrentan mis colegas. Sin embargo, sé que a través de la literatura es posible lograr avances reales y sostenibles en el desarrollo emocional de los estudiantes.
Los profesores y profesoras, además de las bibliotecas, cumplen un rol importante en fomentar el gusto por la lectura en la infancia, ¿qué otras personas o espacios pueden sumarse a esta tarea?
Me parece muy importante, ojalá, que los niños trabajen con la familia. Creo firmemente en el rol de la familia. Mi padre no llegó a la escolaridad por razones económicas; sin embargo, sabía más de literatura que yo, que estudié en la universidad. Él gozaba con los libros y nosotros, sus hijos, heredamos ese gusto también.
Trabajar con los papás, hacer actividades interesantes y significativas aporta mucho a la comprensión de la lectura, porque los niños pueden tener libros muy buenos, pero si no entienden lo que leen, no hay mucho que se pueda hacer. Con la pandemia este tema se nos vino cuesta abajo, pero esto se puede subsanar si a los niños se les entrega herramientas y se les ayuda a pensar para que logren ser lectores críticos.
CECILIA BEUCHAT: LA AUTORA
¿Qué reacción espera que tengan las personas que leen sus obras?
Afortunadamente, a las nuevas generaciones siguen gustándoles mis libros. La colección “Perro confundido” bate récords en los colegios. A través de mi obra, quiero que los lectores encuentren libros entretenidos, que se rían, ya que varios tienen bastante humor. Además, me gustaría que mis colegas, al ver un libro mío —por ejemplo, de narración oral— encuentren material útil para sus clases.
¿Y en las niñas y niños que se acercan a sus libros?
Que sean críticos. A mí no me asusta que saquen un libro y me digan: no me gustó; eso significa que ese niño es capaz de opinar. Para mí es muy valioso conversar con él y que me diga qué le pasó con la lectura, por qué no le gustó. Eso es lo que hago cuando visito los colegios, algo que hago con frecuencia: converso con mis lectores. A veces me dicen: ¿sabe? A mí no me gustó mucho su libro, y lo dicen con un cierto sentido de culpa. Yo les respondo: pero cuéntame, ¿por qué? A los escritores nos interesa mucho saber el porqué. Tengo una anécdota que siempre cuento. Una vez, una niña se me acercó y me preguntó: ¿usted es de verdad? Porque asocian la fantasía del libro con quien escribe. Otra niña me dijo, a propósito de los Cuentos con mermelada: usted podría escribir uno con manjar, porque no me gusta la mermelada, jajaja. Ellos hacen suyo el libro, lo viven, se transportan… y eso, para mí como escritora, es impactante.
RATÓN DE BIBLIOTECAS: UN LIBRO QUE MARCÓ A GENERACIONES
¿Cómo surgió un Ratón de Bibliotecas?
Este libro fue publicado por primera vez el año 1983. En esa época había poco material para que los niños leyeran, faltaba material con textos cortos para que ellos desarrollaran la comprensión lectora. Surgió de una cosa muy simpática. Me mudé y había dejado mi propia biblioteca en el sótano y esos días llovió torrencialmente en Santiago, y se inundó el Mapocho, cuando fui a buscar mis libros, vi que las cajas estaban molidas. Había entrado un ratón y se comió varios libros. Al principio me puse a llorar, después pensé: no, este ratón lo pasó estupendo con todos mis libros.
Llamé a mi amiga Clementina Maldonado, que falleció, una gran mujer y maestra y le conté la anécdota y le dije hagamos un libro con un ratón de bibliotecas. Tuvimos la suerte de contar con las ilustraciones de Marta Carrasco. Tuvo un éxito tremendo, fueron muchas las generaciones que se acuerdan de él.
¿Por qué decidió reeditarlo?
Inicialmente se publicó a través de la editorial Andrés Bello, pero ésta desapareció. Entonces, el libro comenzó a agotarse; hace un año no había ejemplares en Chile. Me comenzaron a llegar muchos correos y WhatsApp preguntándome por él, de gente que me decía: yo leí el libro cuando era chico y ahora quiero que mis hijos lo lean. Entonces, la editorial Zig-Zag, con muy buen ojo para mi gusto, decidió reeditarlo. Afortunadamente, los herederos de Martita Carrasco —su hija— cedieron los derechos de las ilustraciones, y el hijo de Clementina, con mucha generosidad, me cedió a mí los derechos del texto. Lo revisamos nuevamente: incorporé algunos textos nuevos y saqué otros, pero en general es el mismo libro.
¿Cree que es importante que las nuevas generaciones tengan acceso a este libro?
Es un libro que motiva a leer. La historia de este ratón que vive en un desván, al cual llegan los niños, muestra cómo, al principio, no les quiere prestar los libros, pero después accede a compartirlos. Esa evolución va motivando y mostrando lo interesante que puede ser trabajar o simplemente estar en una biblioteca, sacando libros de distinta naturaleza. También enseña que en una biblioteca existen distintos tipos de lectura: lectura informativa, cuentos, leyendas, poesía. Es como una presentación de lo mágica que puede ser una biblioteca, y a la idea de que uno también puede convertirse en un ratón de biblioteca.